“Looking for light and finding a hole where there shouldn't be one
I cannot communicate the depth of the feeling
Truth is I'm still learning to be open about this”
En medio del estruendoso exterior, de la música que resuena poderosa para dar una impresión de magnitud, la voz delicada e íntima de Arlo Parks reclama un lugar propio. La cantautora de veintidós años nos habla sobre su vida de manera directa y real, pero no por ello menos poética. Es ahí, en la particularidad de sus sentimientos, que nosotros encontramos ecos de universalidad.
“Collapsed in Sumbeams” es el primer álbum de estudio de esta cantante británica iniciada en las filas de BBC Radio; le ha valido un premio Mercury y una nominación al Grammy (para aquellos a los que los premios y las nominaciones aún les dicen algo). Sin embargo, los reconocimientos están lejos de ser el motor de esta artista que, presente desde 2018 a través de múltiples sencillos y dos EPs, ya contaba con un público fiel.
De estilo Neo-soul y pop, la música de Arlo cuenta con bases instrumentales que se adaptan a los temas que se abordan, pues así como en “Hope” la batería y el teclado marcan un ritmo y una melodía mucho más bailable; en “Black Dog”, una guitarra persistente en primer plano acompaña la desesperación de Parks en una canción mucho más tranquila pero no lenta o aburrida. Si bien en primera instancia la voz de la británica podría remitirnos a Billie Eillish, el matiz profundo de Arlo —que no abandona la liviandad de los instrumentos de viento— se mantiene como el elemento característico de su trabajo y personalidad musical.
Letras relacionadas con el amor, la salud mental, la esperanza o las escenas de su vida en Londres son apenas muestras de lo que la joven puede llegar a contarnos a través de su música. Parks habla desde todo lo propio y con ello logra evocar en nosotros un sentimiento de profunda seguridad, logra que su música nos abrace en toda su verdad.
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