“Vamos a los manglares
Donde la vida es diferente
No lo dice la gente
Lo dicen los caballos y los cocodrilos”
Con una distribución en la que hay teclados y sintetizadores por donde se mire; entre las imaginativas y coloridas letras cantadas por Andrés Nusser, el bajo de Nicolás Arancibia y las percusiones de Octavio Cavieres y Daniel Varas, este grupo logró a lo largo de ocho años de actividad crear un imaginario propio repleto de baile y naturaleza.
La música de Astro, de fuerte sonido Synth pop y pop psicodélico —que podría fácilmente remitirnos a MGMT y Empire of The Sun— fue durante algún tiempo un fresco viento en el rostro de la escena chilena. Aun cuando para muchos la omisión de temas sociales en sus letras les restaban puntos y los colocaban lejos del agrado local, definitivamente las canciones lanzadas por la banda durante su periodo en activo no pueden no calificarse de originales.
Desde “Colombo” donde se nos invita a infiltrarnos entre conejos, pasando por “Manglares” con su mágica descripción de la vida al natural, la confusa pero cautivante “Panda” —que les valió ser incluidos en el soundtrack de Fifa 13—, hasta “Ciervos” donde finalmente nos transformamos en Dios, la voz de Nusser (de tintes bastantes indies) se une a un sonido en el que definitivamente encaja, ese totalmente bailable dominado por sintetizadores y teclados que no duda en incorporar solos de poderosas percusiones o guitarras.
Con solo dos álbumes de estudio y un EP, esta agrupación encabezada por Nusser se hizo de una fiel audiencia que definitivamente ponderaba la probabilidad de mudarse a los manglares y vestirse de conejo. Astro pretendía traer felicidad mientras hacia música, aun cuando la experiencia duró menos de lo cualquiera pudo pronosticar, estamos seguros de que logró su objetivo y se convirtió para muchos en un lugar para huir de la cotidianidad, un lugar seguro en medio de la feroz realidad.
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