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Canciones galácticas para un mar de emociones en Programaton de Zoé


En 2013, la banda mexicana de rock alternativo, Zoé, lanzó su disco Programaton, el cual contiene 11 canciones que van y vienen entre diferentes estados de ánimo.


La primera parada en este viaje emocional es 10:00 a.m., una canción adecuada para cuando se busca un ritmo que nos mueva, que nos llene de energía. El ritmo de la guitarra y de la batería hace que esta canción se preste para esos momentos de buen humor, y por lo tanto, es una excelente opción para empezar el día con el pie derecho. Además, en ciertos momentos se pueden apreciar detalles parecidos a los que utilizaban las banda de rock de los 80’s o los 90’s.


De ahí pasamos a algo más tranquilo pero con una energía y un buen humor muy peculiar con la canción Cámara lenta. Una de sus características es la manera pausada en que León Larregui canta la letra, lo cual va muy bien con la melodía pegajosa y un tanto alegre que se puede apreciar perfectamente a lo largo de toda la canción, ya que hay varios momentos en los que no se escucha al vocalista y al final se deja sólo la melodía durante unos cuantos segundos.


Mientras avanzamos, las melodías van bajando un poco la energía, pero esa sensación de bienestar no desaparece. En Dos mil trece, los instrumentos suavizan su ritmo y la voz de León lo acompaña perfectamente. Además, en esta canción se menciona el nombre del disco y el año en que se lanzó, lo cual es bastante curioso.


En la cuarta parada de este recorrido, se hace una pausa a esa tranquilidad que se venía asomando en las últimas canciones. Fin de semana, recupera una melodía un poco más movida, que si bien no tiene la energía de la primera canción, sí que suena más movida que las dos anteriores. Aprovechando el título y el ritmo, esta canción se presta bastante a ser escuchada en momentos en los que la semana se hace pesada y todo lo que se busca es un poco de paz durante el fin de semana.


Siguiendo con la música tranquila, llegamos también a una de las canciones más emocionales de todo el álbum: Arrullo de estrellas. La combinación entre un ritmo lento y una letra sobre sentirse bien a lado de alguien que siempre ha creído en nosotros, que nos ha apoyado, y que nos ha cuidado, crea un ambiente muy emocional. Es una canción que se puede relacionar con cualquier persona que esté a nuestro alrededor, especialmente cuando cumplen con estas características. Por si fuera poco, lo efectos musicales que utilizan, de repente dan esa sensación de estar contemplando el cielo nocturno, lo cual le da un toque emocional aún más profundo.


Queda atrás el sentimentalismo, pero esa melodía de Arrullo de estrellas parece continuar en Ciudades invisibles. En esta canción, todo el tiempo hay una doble voz que da una sensación de extrañeza pero que al mismo tiempo reconforta. La letra de la canción es misteriosa y queda en perfecta sincronía con el ritmo.


Continuando el viaje, la siguiente canción se aleja un poco de ese sentimentalismo y lentitud de las rolas anteriores, pues en Panoramas no sólo el ritmo es un poco más alegre, sino que también la canción habla sobre un sentir sexual, aunque la canción no desarrolla un acto como tal, sino que habla sobre los panoramas en los que siente esto, en momentos específicos en los que este placer se desarrolla en compañía de alguien más.


Dejando a un lado esto, el disco continúa con algo un poco más instrumental, ya que sólo la primera mitad de Game over Shanghai cuenta con la voz de Larregui, el reto es un bello fondo instrumental que combina un poco del ritmo característico de Zoé con un toque oriental. La letra de la canción es un tanto triste, pero esto no impide que la canción se pueda disfrutar, especialmente si se escucha en un momento de bajos ánimos.


Cerca del final de este viaje, Andrómeda, continúa con este ritmo lento, que había dejado un poco atrás. Esta vez la melodía y la letra remiten a un sentimiento de melancolía, ese sentir de extrañar a alguien con quien se tuvo una conexión muy fuerte. Asimismo, los instrumentos se salen un poco de lo que se había escuchado hasta ahora, pues se trata más de algo acústico.


La penúltima parada en Sedantes, recuerda un poco esa nostalgia de la canción anterior, sólo que esta vez el ritmo no es acústico, sino más bien electrizante. La voz de León Larregui parece perderse en ocasiones entre la música, sin embargo esto otorga un efecto especial a la canción que conforme llega a su final reduce el ritmo y poco a poco se desvanece.


Para terminar con este recorrido, Altamar, retoma la nostalgia y una melodía que se encuentra en ese punto medio entre lo enérgico y lo tranquilo. Nuevamente se utiliza ese efecto en que la voz se fusiona con la música, haciendo que sea esta la que tenga mayor protagonismo. Además, la canción recupera un bello piano que en ocasiones se sobrepone al resto de la instrumentación, mientras que en otros momentos apenas y logra escucharse. Es una canción que también recurre a los coros y deja espacios meramente instrumentales que se intercalan con la aparición del vocalista.


En definitiva, Programaton de Zoé es un disco que juega con los ritmos, los instrumentos, las voces y por supuestos los estados de ánimo, ya que el disco no es homogéneo en este sentido, sino que hay de todo un poco.




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