SEIS de Mon Laferte es el disco más reciente de la cantante chilena. Fue lanzado el 08 de abril de este año. Su éxito ha sido tal que incluso la hizo ganadora de un Latin Grammy como Mejor Álbum Cantautor el pasado 18 de noviembre. Personalmente, me entusiasma hablar de este trabajo discográfico, pues ya desde la primera vez que lo escuché, me fascinó la propuesta musical que ahora ponía sobre la mesa.
Ya a principios de año, la chilena nos había dado una pista de la temática general de su disco con el estreno de la canción y el video de “Se me va a quemar el corazón”, en la cual logra bastante bien interpretar el género ranchero. Cada vez que la escucho, puedo sentir ese dolor o el llamado “mal de amores” que toda ranchera conlleva. Sin duda, es una de esas canciones que podría escuchar en una cantina mientras tomo una chelita y pienso en el pasado, al puro estilo de Chavela Vargas.
Si bien, no es la primera vez que Mon Laferte incluye toques populares a sus canciones, para mí el álbum SEIS representa todo un viaje y un tributo al mundo musical de México. Gracias a los arreglos y a la versatilidad de su voz es que nos lleva a redescubrir el mariachi, las rancheras, los corridos. Las letras son rimas juguetonas, románticas, nostálgicas, lo cual nos demuestra que Mon entiende a la perfección el mood que esta música necesita para su interpretación, como en el caso de Amigos simplemente o No lo vi venir.
Pero, lo que me parece más bello de este álbum -y que muchos podrían tachar de paradójico- es el hecho de que una chilena haga un disco de regional mexicano. Para mí, esto es una prueba de lo maravillosa que es la música, los sin límites que nos ofrece. Es una muestra de que cuando migramos hacia algún lado, la música es parte también de este intercambio cultural que consciente o inconscientemente realizamos, nos aporta y le aportamos.
Mon Laferte nos demuestra con SEIS que la música no tiene fronteras. Ella viaja con nosotros, nos acompaña en los trayectos que realizamos y que cada sonido nuevo para nuestro oído nos abre un mundo de posibilidades auditivas. Para Mon Laferte como para muchos otros artistas, la música es movimiento y por ende, lo aprovechan para construir su propia identidad musical. Al final, todos estamos hechos de diversos pedacitos culturales y musicales que aprendemos de todos.
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