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Sing Street: el valor en la inocencia

“You can never do anything by half”


Sing Street es una película del director John Carney estrenada en 2016, la historia que cuenta es bastante sencilla, algo que hemos visto otras veces no solo en la pantalla sino que entre nuestros amigos, conocidos o quizá en nosotros mismos.


Conor, un chico que ante la recesión económica de los 80 en Dublín es reubicado en una escuela pública, se enamora de una chica un poco mayor que él. Para impresionarla, le propone ser la modelo de un video para su banda. Inesperadamente, ella acepta y él no tiene otra opción que comenzar la búsqueda de los miembros de su hasta entonces inexistente agrupación.


Quizá los sueños de los niños de hoy se han modificado, pero tengo la certeza de que aún hay varios que aspiran a convertirse en músicos, que se enfrascan en conversaciones —como las que algún día tuvimos nosotros— sobre lo increíble que sería formar una banda, aun cuando tal vez ninguno de ellos (o nosotros) tocara un instrumento.


El viaje de Conor se recubre de referencias musicales a Duran Duran, The Cure, Genesis, The Police, Motörhead y The Clash, por mencionar algunos, pero la verdadera estrella de esta película es el soundtrack original.


Escritas principalmente por John Carney y Gary Clark, estas canciones merecieron un álbum recopilatorio —en el que integraron otras canciones de la banda sonora— bajo el sello Decca Records. Carney por fin logró incursionar en la música, ya que como él mismo comentó, toda esta historia está inspirada en sus propias historias y sueños.


“Gotta find out who I'm meant to be

I don't believe in destiny

But with every word you swear to me

All my beliefs start caving in

Then I feel something's

About to change”


Siete canciones escritas al mero estilo de los ochentas, con ritmos y sonidos diferentes entre sí, pero notablemente influidas por los grupos que el hermano de Connor le da a conocer y que son ellas mismas reflejos de crecimiento de nuestro protagonista, de sus primeros amores y rebeldías. “The Riddle of the Model”, “To Find You”, “A Beautiful Sea", “Drive It Like You Stole It”, “Brown Shoes”, “Girls” y “Up” en versión de estudio y con mezcla de habitación presentan, con letras sencillas y claras, la valentía de los años primeros en los que el sueño puede más que el miedo.


Conor y Raphina terminan huyendo a Londres en busca del éxito, ese del que rebozan de deseo las letras del protagonista, del que nos terminamos olvidando la mayoría de nosotros porque pensamos en el talento de los demás y nos aberra la desilusión.


Esta película apela a la nostalgia que se tiene por los ochenta como una época dorada para la música, no solo por la cantidad de estilos y géneros surgidos en ese entonces, sino por el nacimiento de la cultura del videoclip así como lo entendemos ahora. Los personajes se acoplan a los tiempos cambiantes porque en el fondo son ellos mismos los que producen y consumen el cambio.



El creador de Sing Street no podía haber elegido mejor escenario para representar el encanto y el valor de la ingenuidad que en una época en la que usar delineador podría vincularse con la rebeldía. El final no nos muestra su éxito o fracaso, lo deja abierto para que nosotros decidamos si los sintetizadores y las guitarras siguen funcionando. En medio de la tormenta y del mar, los protagonistas se miran seguramente recordando la letra de “Brown Shoes”.


What's gonna define the rest of your life?

Start facing the truth

You're stuck in a lie

Sharp end of your knife is pointing at you

Your up will be down

Just hanging around in gravity boots

You're stuck in the past

I'm writing the future.





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