Energía, descontrol y slam: una noche con Cardiel, Satón, Vinnum Sabbathi y Naiveté
- Cristián García
- 8 dic 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 8 dic 2021
Fotos: Brenda Rendón
La música tiene la capacidad de sacarnos de la comodidad, de llevarnos a una catarsis de energía y emociones a través de enérgicos ritmos combinados con guitarras distorsionadas, que nos hacen olvidar por un rato el estrés cotidiano.
El pasado 4 de diciembre llegó al Foro Sonar una de las fechas más prometedoras para los amantes del fuzz, los gritos y el slam, pues varias bandas icónicas se darían cita luego de dos años sin shows para que los asistentes se descontrolaran con ellos.
Al filo de las 9 de la noche, los encargados de abrir el show fueron Naïveté, el dream team del post hardcore que una vez más demostraron porque son uno de los proyectos locales a los que no se les puede perder la pista.

Con un sonido directo, agresivo, cimentado en enérgicos ritmos y golpes de batería, reforzado por potentes bajos, guitarras que alteran los sentidos entre distorsiones, momentos melancólicos, introspectivos, así como voces que van del screamo a lo melódico.
Sin duda saben bien como adentrarte en su música, el show es como si te sentaran en un auto con ellos y viajaran a gran velocidad: rápido e intenso, dejándote una experiencia que no olvidarás y quedará resonando en tu cabeza (o por lo menos en tus oídos).
10 de la noche y después de tan caótico espectáculo llegaba Vinnum Sabathi, banda originaria de CDMX que tampoco se quedó atrás y nos ofreció una montaña rusa de emociones en tan sólo 30 minutos.

Justo cuando pensamos que tendríamos un break debido al inicio más tranquilo, lento e instrumental que hipnotizó a los presentes, la calma se interrumpió súbitamente cuando descubrimos su potente stoner rock, con riffs lúgubres que jugaban con el tiempo y sí o sí te ponían a agitar la cabeza.
Sabbathi jugaban con su audiencia, y vaya que les divertía hacerlo, pues pasaban de momentos alocados en donde la gente brincaba y levantaba el puño a de repente regresar a ritmos tranquilos y así sucevimante, creando una dinámica interesante que mantuvo atento al público en todo momento con canciones largas que no se sentían pesadas y te hacían emocionarte por lo que pasaría a continuación.
Ya entrados en la noche, el frío se hacía presente, las luces se apagaron, y una tenue iluminación acompañada de una potente batería inauguraban el show de Satón, banda del Estado de México que es de las favoritas del público poblano.

Con esa aura oscura, mezclada con momentos explosivos te mantenían completamente inmerso en su show, una propuesta que causó múltiples emociones, que en las primeras filas estaban al tope cantando sus temas y brincando, mientras que otros sólo se dejaban llevar por la atmósfera que envolvía todo el recinto.
30 minutos se pasaron volando, pues antes de que nos diéramos cuenta, anunciaban sus últimas canciones, las cuales vinieron con dedicatoria especial para el abuelo del vocalista, quien a sus 88 años salía de una operación, lo que provocó las ovaciones del público.
Y así llegó la media noche, pese al frío y cansancio de la gente, se escuchaba una interesante grabación que fue seguida de una distorsión acompañada de un potente y enérgica batería que rápidamente revivió a los asistentes, Cardiel estaba en la casa.

Previo a su presentación el 18 de diciembre en el Monkeybee Festival Vol. 2, el dúo dinámico del garage se encargó de poner al público poblano a brincar, y armar el slam a su alocado ritmo.
"Un saludo a la banda de Xonaca, gran lugar para patinar" fue el previo a 1990 y siempre, que sin duda antojaba sacar tu tabla y los mejores trucos mientras el ritmo incrementaba hasta el descontrol total.
"Hemos realizado una pequeña gira por la república y esta ha sido la fecha más tranquila que hemos tenido", señaló la banda, por lo que incitó a los asistentes a perder el control y armar el slam en su última canción, acción que terminó en una catársis de brincos y empujones como antaño, dejando a todos con ganas de más, desgraciadamente el show había llegado a su fin.
A veces con la monotonía de la vida (y a mitad de una pandemia) nos olvidamos de la energía y emoción que este tipo de eventos traen a la gente, desde soltar todo aquello que traes guardado al ritmo de la música, cantar con desconocidos o entrar a un pogo, son sensaciones que no se deben perder.
¡Síganse cuidando para disfrutar de más conciertos por mucho tiempo más!
Commenti