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La música y el humano


Las distintas características que tiene el ser humano para ser considerado como tal son múltiples y complejas; desde el hecho de saber que sentimos y expresamos emociones, pero realmente no se pueden explicar con palabras sobre cómo se siente nos habla un poco de cuán dentro de nuestra existencia están aquellas peculiaridades.


Sabemos que tenemos algo más allá de lo que se encuentra frente a nosotros, no de forma espiritual como muchos especulan sino más en el sentido de la esencia que se encuentra intrínseca en el ser mismo.


El arte es el ejemplo perfecto de lo que representa el hecho de ser humano y de formar parte de la evolución que hemos tenido respecto a la razón; ese mismo razonamiento que nos hace fijar un objetivo estético para lograr compartir algo y que lo entiendan y sientan los demás, es el corazón que mantiene vivo al arte.



Ahora bien, antes de continuar podríamos empezar a preguntarnos ¿qué es el arte en sí? Una pregunta que muchos (sino casi todos) en algún punto se han hecho y que también goza del lujo de tener más de una respuesta.


A palabras de grandes pensadores y artistas tenemos, por ejemplo, a Pablo Picasso (pintor): "… Es quitar el polvo a la vida diaria de nuestras almas”, o a Vincent Van Gogh que creyó que el arte es el hombre agregado a la naturaleza, inclusive a Albert Einstein (científico) quien nos dijo que "El arte es la expresión de lo más profundos pensamientos, por el camino más sencillo”.


Simplemente, el concepto del arte es aquella forma que tenemos los seres humanos para demostrar que lo somos, para enseñarle a los demás que razonamos, sentimos, expresamos y deseamos. Es por ello por lo que es tan difícil tener una definición correcta, pues para algunos podría significar una cosa y para otros una completamente distinta; pero lo que tenemos en común es que el arte nos involucra a todos.


En este caso, concentraremos la explicación en la música que es una de las ramas del arte más antiguas que existen, junto con la pintura y la danza. Para esto, intentaremos remontarnos a muchos años atrás, donde comenzó a tener forma para evolucionar a lo que hoy conocemos como música.


Entendemos que el fenómeno musical es imposible de registrar, puesto que es algo que incluso se considera que ha existido siempre, ya que el ritmo es algo que ya se encuentra implícito en el humano, por lo que, si tuviéramos que remontar la música en una época específica, nos dirigiríamos al primer grupo social que tuvo la humanidad: la familia.

Es en la época alrededor de la aparición del lenguaje (hace más de cincuenta mil años) en donde se comenzó a usar el sentido del ritmo, no con instrumentos sino de manera corporal y bocal. Se usaba para cazar, comunicarse, festejar, comer, etc.


Junto a la pintura rupestre (aparecida unos cuatro mil quinientos años después), es lo que se conoce como antecedente de comunicación no verbal y sobre cómo intentaban demostrar lo que veían en ese entonces. Para esto, conforme avanzaba el tiempo, el ritmo comenzó a evolucionar al igual que las personas y a exigir más elementos por agregarse, en especial una: melodía.


Fue alrededor de hace cuarenta y dos mil años que se encontró el primer instrumento registrado, en Alemania, que se trata de una flauta hecha a base de huesos de un buitre. A partir de este punto, lo que sigue es más y más implementaciones rítmicas y melódicas que lograban complementar un elemento más que se usaba para crear costumbres, como el baile relacionado al gozo. Justamente es como empieza su relación con el humanismo, siendo parte de nuevas formas de expresión sentimental y emocional cuando aún no tenían nombre.

Saltaremos a muchísimo tiempo después, específicamente en el siglo XVIII para centrarnos en otra connotación de la música: el mensaje social.


Para este punto me gustaría resaltar que no busco contar la historia de la música sino contextualizar de forma bastante para entender cómo es que se relacionó a todo lo que conocemos hoy en día e incluso más. Dicho esto, retomaremos a partir de Amadeus Mozart.



Nacido en 1756, Mozart es considerado uno de los músicos más importantes de la historia, debido a sus grandes composiciones y aportes al arte. Aunque, se dice que Mozart no solamente era una persona sino un conjunto de varias, ya que muchas composiciones del artista iban dirigidas a una crítica social al reino y a la burguesía; una de las razones por las que se dice esto es por su muerte a tan corta edad (35 años) y por tantísimas piezas compuestas por él (un total de seiscientos veintiún obras, un número humanamente imposible de completar).


¿Por qué es importante hablar de esto? Porque podemos observar que la música no solo involucra sentimientos y emociones sino también ideales, mensajes de aliento incluso sin percibirse en primer plano.


Esto con muchísimos años de evolución musical, al punto de ya haberse agregado armonía, pero podemos incluso ver un poco atrás y descubrir que la música ya significaba cosas extremadamente complejas que tenían que ver con el espíritu, la visión, la percepción y la representación; un ejemplo claro de esto serían todas las obras dedicadas a Dios que se hicieron en el barroco que tenían que ver con la fe, la creencia y un estado de satisfacción y gozo que se tenía por algo meramente espiritual.


Al voltear a ver a Vivaldi, vemos cómo retrató lo que veía, relacionaba y sentía en las distintas estaciones del año (por su obra del mismo nombre). En un principio podría parecer sencillo el hecho de intentar replicar algo “tangible” pero, en introspección, nos damos cuenta de que la réplica es auditiva y solamente eso: ¿cómo logras representar algo que ves relacionándolo con música?



Desde que crecemos, tendemos a relacionar todo con algo identificable para cada individuo, como colores con olores, texturas, estados de ánimo, etc.


Algo así pasa con la música de Vivaldi y es que, si escuchamos con atención las obras, nos damos cuenta de que sí nos remonta a tal época del año, pero ¿Por qué?


Al tener la costumbre de relacionar las cosas, las estaciones del año nos pueden guiar a un estado de ánimo que predomina en la época y que nos hacen recordar de una u otra forma ese tiempo. Es entonces cuando, con el uso de modos, progresiones y sonidos que nos detonan esas emociones, Vivaldi pudo darse cuenta del estado general de cada escenario según su estación.


Pero esto no termina aquí, ni tampoco nace en este tiempo y menos se iba a dejar de desarrollar porque, hasta ese entonces, tenemos música solamente instrumental y de raíces europeas (en ese lado del mundo), entonces ¿qué hay de todos los demás?


Volteando a otro lado, vemos a la cultura africana que tenía ideas totalmente distintas a las de Europa. Con instrumentos un tanto primitivos y aún hechos de cueros, maderas, etcétera, los objetivos que predominan en la cultura africana son meramente expresivos. No se interesaban en retratar lo que veían sino expresar lo que sentían a través de una rítmica que opacaba a todo lo demás. Esto nos demuestra que la música no es universal ni tiene el mismo sentido en un lado que en otro, tampoco es usada para lo mismo.


Todo esto nos lleva de la mano a tiempos del esclavismo, y específicamente al tráfico de esclavos africanos y árabes a América, donde nace un nuevo sentido de la música que fue la que se desarrolló y la más importante hasta hoy en día.


Con el nacimiento del blues, se descubrió que la música podía tener un sentido de queja también, de relatar hechos por medio de parábolas e historias y de contar sentimientos de inconformidad, de lucha, de desesperación y de rencor por el hecho de ser apartados, humillados y utilizados por otro ser humano.


Claramente ya existían obras con voz en ellas (como óperas), pero se limitaban a adoración a un ser divino (no necesariamente Dios) o solamente a contar cuentos y relatos fantásticos (como la ópera de la Flauta Mágica). En el blues sucede algo distinto y es que, por primera vez, empiezan a contar la desgracia de nacer negro en esa época, de renegar de sí mismos y de los demás; se toma un sentido de queja y crítica, esta vez no social, sino humana.


A medida que avanzaba el tiempo y comenzaban a descubrir nuevas formas de composición (como el uso de nuevos instrumentos como la guitarra), también avanzaba la forma de expresión bocal en las canciones que componían. A la misma medida que iban el lenguaje y la música, los ideales, iban surgiendo con mayor libertad y con mayor fuerza, puesto que se estaba descubriendo una forma de desahogo.


Todos estos antecedentes son contados con la finalidad de encontrar el lenguaje humano (no verbal) dentro de este bello arte, que llegó a ser consuelo, gozo, imaginación, adoración, desaprobación y hasta relato. Pero claro, decirlo de esta forma nos limita al siglo pasado o antepasado y, como bien sabemos, la música y el arte en sí, siempre está en movimiento, a la par que nosotros también avanzamos como especie racional.


¿Qué pasa si nos adelantamos unos doscientos años y viajamos a la actualidad? El fenómeno que nos encontramos es simplemente impresionante y hermoso, respecto a la libertad, avance, experimentación, involucración y desarrollo de cada uno de nuestros sentidos.


Nos habíamos quedado solamente hasta el uso de la música como desahogo del mal sentir, pero todo el tiempo estuvo adjunta la cuestión de querer seguir avanzando, de ir más allá de lo que se tenía y se fue logrando, con la creación de nuevos géneros (que fueron naciendo a raíz de todo lo anterior por medio de combinaciones y adiciones) como el jazz, el rock, el hip-hop, etc. Con la tendencia a crear cosas cada vez más complejas y digeribles al mismo tiempo, con los nuevos ideales, con el nuevo tipo de sociedad y, sobre todo, con la visión hacia qué se quería lograr, la música comenzó a llenar cada rincón del mundo (si es que todavía no lo había hecho) y, con ello, alcanzó la combinación global de varias culturas junto con otras.


Hoy, en nuestros tiempos, es muy normal poder categorizar la música y englobarla para situaciones específicas, puesto que tiene mucho detrás el hecho de acostumbrarnos a ver distintos géneros que se relacionan a emociones especiales, como lo es el bolero con el amor/desamor, la salsa a historias o la trova a odas.


Aunque ya existan ramas que se especializan en crear música para estimular sensaciones específicas (como fue la evolución de la música psicodélica), seguimos encontrando relaciones en la música que se miden directamente desde el nacimiento del ser, un ejemplo es la estimulación sensorial que se hace a un bebé desde que está en el vientre. Nos resulta simplemente imposible pensar que la música nunca hubiera existido, puesto que hoy en día es lo que está más ligado a nosotros y a nuestras actividades diarias, desde el ejercitarse, hacer nuestras labores en el hogar, estudiar, etcétera, pero seguimos sin responder la pregunta sobre el fenómeno que vincula las vidas humanas con el ritmo, con las sensaciones producidas por el sonido y por los sentimientos producidos con las letras como poemas. Es probable que sea una cuestión de evolución sobre cómo aprendimos a comunicarnos poco a poco, pero no existe una respuesta certera ni absoluta, resulta impresionante la cantidad de información que se puede recopilar y aun así no terminaríamos de abarcar lo suficiente para ejemplificar todo aquello que se relaciona con este arte.


Sabemos que la música es una de las artes en movimiento, al igual que la danza, y que van de la mano; también que es de la más consumida a nivel global, tanto para fines de entretenimiento como para espirituales y, sobre todo, para tener ese estado de ánimo constante que nos hacen escucharla sin ninguna razón aparente, como caminar, viajar a algún lado o simplemente estar escuchando algo que nos cambie el estado de ánimo actual.


Podemos seguir y seguir hablando de esto, pero para finalizar y concluir un tema que merece tanto por dónde abarcar, podríamos decir que la música es expresión, en su máxima expresión no visible; es aquel método de comunicación sin la necesidad de palabras (muchas veces), es un elemento más del humano, de su existencia (que hasta la fecha es inexplicable), y que, inevitable y maravillosamente, es algo con lo que nacemos: el sentido musical.







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