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Música para el alma, vol. 1: Silvio Rodríguez (parte 1)

Silvio Rodríguez Domínguez, talentoso artista, compositor, poeta, músico y, sobre todo, creador de letras que se vuelven parte de nosotros una vez las escuchamos. Nacido en San Antonio de los Baños, Cuba, el 29 de noviembre de 1946, es un conocido representante de lo que es llamado como la Nueva Trova que la conforman otros grandes artistas como Pablo Milanés o Vicente Feilú.


Tratar de hablar enteramente de él, de toda su trayectoria y de su vida de principio a la actualidad, es imposible, puesto que es muy enorme la carga histórica que tiene la vida de Silvio para poder abarcar todo; pero podemos empezar hablando de sus inicios.


Silvio Rodríguez creció a la par de la revolución cubana, en la época de la transición del gobierno de Fulgencio Batista. Es bien sabido que la dictadura aplicada en Cuba alrededor de los años del gobierno de Batista (50’s) era extremadamente rigurosa para aquellos que tuvieran ideales distintos a los establecidos en el tiempo, por lo que nadie podía pensar diferente y menos hacer cosas diferentes.


Durante la guerra de revolución, Silvio participó no solo como soldado sino también como músico e idealista. Fue un pilar de exposición revolucionaria para la sociedad cubana, por lo que mucha de su música fue censurada durante esos años, aún sin tener nada que ver con temas revolucionarios.


La forma tan curiosa de cómo lograba practicar la guitarra se daba cuando en el cuartel, mientras todos dormían, él pasaba por una ventanita que sostenía con un palito para poder alcanzar la única guitarra que había ahí y tocar despacio para no despertar a nadie, igual que cuando la dejaba aplicaba la misma maniobra al revés.


La revolución cubana dejó no solo heridas en el país sino también en los habitantes de Cuba, puesto que la dictadura no acabó con el derrocamiento de Batista, sino que empezó una nueva (aunque distinta) con Fidel Castro.


La vida en Cuba empezó a tener muchos cambios, por ejemplo, la implementación de nuevos planes de educación pública para todos y planes de atención de salud, pero tuvo sus desventajas enormes como el enriquecimiento de los que estaban involucrados en el régimen, por lo que realmente eran (y son) los únicos que vivían con suficientes condiciones para vivir bien.



En el caso de Silvio, empezó como conductor en un programa de televisión, tocando algunas de sus canciones dentro de la transmisión acompañado de algunos videos musicales.


Poco a poco, fue creciendo y haciéndose conocido, no solo por su participación intelectual y artística en la revolución sino por sus letras y melodías tan nuevas. Esto empezó a conocerse como la Nueva Trova, junto con otro exponente importante que sería Pablo Milanés, que serviría como pilar importante para muchos géneros venideros como la trova actual y algunos estilos de balada implementados con artistas de esta generación.


Juntos empezaron a crecer artísticamente, logrando que los invitaran a eventos y foros muy importantes, pero casi siempre les pedían tocar algo alusivo a la revolución o los eventos eran dedicados a la conmemoración del magno-evento.


Por supuesto, Milanés y Rodríguez eran compatibles con los ideales revolucionarios, pero no querían ser conocidos ni dedicarse a ello toda la vida. De esta forma empezaron a dar conciertos en la calle, en especial Silvio, quien tuvo la inquietud de mostrarle a la gente sus canciones que tanto le habían costado.



Empezó a cantar sus vivencias, dedicando sus líricas a su propia experiencia, empezando por la hermosa canción La Guitarra del Joven Soldado, que cuenta cómo tocaba cuando era parte de la milicia cubana y su perspectiva de las cosas en ese entonces; percibimos cómo le era de consuelo el instrumento dentro de la época tan pesada en la que se vivía.


Esto también lo vemos en La Maza, donde nos externa su pasión por las cosas en las que creía, por la fe que le tenía a la revolución y a sus letras, a su música, principalmente el cómo pensaba sobre hacer cosas por hacer y no por un motivo real.

De pronto, nacieron álbumes como niños que iban creciendo y madurando con el tiempo, desde Días y Flores hasta Unicornio, que se considera la mejor época de Rodríguez donde más sensible se le hallaba y mejor libertad de expresión encontraba en su música. En esta época (de 1974 a 1983) es donde encontramos sus obras más conocidas como Pequeña Serenata Diurna, Te Doy Una Canción, Óleo de Mujer Con Sombrero, Rabo de Nube y, por supuesto, Ojalá.


El nacimiento de Ojalá necesita un texto aparte, porque si bien es la canción más conocida de Silvio, es considerada de las canciones más bellas escritas en español de todos los tiempos, tanto por su contenido melódico como por la lírica contenida. La canción, a primera escucha, habla de alguien que pierde a una persona con la que tenía una relación más allá de algo romántico, puesto que se interpreta como que fue alguien que prácticamente llevaba dentro de su vida como parte esencial de ella. No le canta en sentido de despecho, sino en sentido de consolación propia y de autocompasión por la ausencia.


Esto puede no hablar de relaciones sentimentales, sino para cualquier persona lo suficientemente importante y a quien se amó tanto que la creemos imprescindible en nuestra vida. El mismo Silvio nos contó sobre la canción, «Ojalá la escribí en el Océano Atlántico, en 1969…» con la intención de recordar a una novia que tuvo en su juventud (alrededor de 17 o 18 años) llamada Emilia Sánchez, cuya finalidad principal fue la añoranza, el extrañar a una muchacha a quien no había visto ni tenido contacto en el tiempo en que estuvo en el barco pesquero y el proyecto en el que se vio envuelto (un proyecto frustrado de pesca en Cuba).


Actual amiga de Silvio, en ese entonces se vio envuelto en los sentimientos adolescentes del amor y de la dicha de la tristeza por el mismo, todo esto mientras seguía en el ejército. Esto, aún con una letra inconfundible, hizo que algunas personas de derecha difundieran una interpretación errónea a voluntad que expresaba ideas en contra de Fidel Castro, cosa que era obvia que no iba con esa intención y que incluso, Armando Valladares había escrito una letra alterada para darle veracidad a la versión donde decían que era un mensaje en contra de Castro.


Esta es solo una de las historias acerca de las canciones de Silvio, hablar de todas sería imposible pero podemos decir que hay historias involucradas y entrelazadas entre las mismas, por ejemplo en Playa Girón lo podemos escuchar hablando del barco en el que viajaba en el 69, incluso el mismo barco tenía ese nombre: Playa Girón.


En Silvio encontramos una persona sensible, cuyos sentimientos y manera de pensar podemos hallar fácilmente en casi cualquiera de sus canciones, donde expresa sin ningún temor todo lo que piensa y siente, sin miedo a ser juzgado o condenado y, por lo contrario, con los suficientes ánimos como para seguir escribiendo hasta la fecha. La evolución musical que tuvo, desde lo taciturno en sus primeros álbumes de Nueva Trova hasta lo incluyente de géneros cubanos como el guaguancó en Causas y Azares.



Además, Silvio es acreedor de varios premios importantes a nivel cultural, entre estos: distinción por la cultura nacional en 1981, Luigi Tenco en 1985, artista UNESCO por la paz en 1997, premio Pablo y premio Nacional por la música en 2002 y 2004 respectivamente, premio Latino por toda una vida en 2006, premio Doctor Honoris Causa en Perú y en México en 2007 y 2010 respectivamente, premio Alaba en 2010, distinción Féliz Elmuza, Doctor Honoris Causa Argentina y distinción Deodoro Roca en 2011 los tres, premio Beato de Liébana y Académico de honor en 2019 ambos.


Tiene un total de veintinueve materiales fonográficos, sin incluir sus álbumes recopilatorios y contando álbumes en vivo y tributos. Además, no solo le gusta componer música sino escribir, por lo que hizo en 2010 su página web a modo de diario donde escribe anécdotas, sube fotografías de su juventud y material inédito personal.


Creo que lo que se habló en esta redacción no es ni la mitad de lo que realmente se puede abarcar de Silvio, pero se puede considerar una pequeña introducción al basto mundo del maestro Rodríguez.



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